Suenan las campanas, ¡oficialmente habilitada la temporada de sopas! Admito que no soy amiga del frío. OK, detesto el frío. Soy de las que baja un grado la temperatura y desempolva la bufanda, el gorro y la frazada de polar. De las que llovizna y se encierra en la habitación todo el fin de semana.