Siempre fui una malabarista de circo, pero después del nacimiento de Aurora me cambiaron las pelotas por sierras eléctricas, me vendaron los ojos y los malabares tuve que empezar a hacerlos saltando en un pie desde la punta de un edificio de treinta pisos. Estos energy bites, primos fit de los clásicos y chocolatosos brigadeiros,